Madre, te debo la vida. No hay nadie más en el mundo que me ame tanto como tú. En tu abrazo encuentro el hogar más sincero, en tu voz, la melodía que calma mi alma. Gracias por cada sacrificio, por cada enseñanza, por tu amor infinito. Eres la luz que me guía en mi oscuridad. Eres mi fortaleza cuando todo se derrumba. Eres el ser que cuida de mí en la enfermedad. Eres risa y positivismo. Tu amor es medicina. En cada gesto tuyo encuentro la ternura. Cuando la vida pesa, ahí estás tú. Tus manos, un bálsamo. Contigo quiero vivir siempre. ¡Nunca me faltes, por favor! Que tu amor siga siendo siempre mi abrigo, porque en cada suspiro sigues siendo mi fuerza. No hay gratitud suficiente para lo que haces, pero mi corazón te pertenece por siempre. Eres bella, una guerrera, batallaste por mí como una madre valient...